Si la imagen dependiera solo de la ropa que usamos sería muy sencillo. Compraríamos el mejor vestido y todo estaría resuelto. Aún así, los que hemos buscado un atuendo para algún evento sabemos que incluso a la hora de elegir una prenda, no solo importa que sea bonita; también debemos analizar cómo nos queda, si nos favorece y si aplica para la actividad a la que asistiremos. Escoger la ropa no debe ser una tarea que se tome a la ligera, puesto que todo lo que vestimos comunica. Lo mismo sucede con las redes sociales, cada publicación que hacemos habla de nosotros, son el traje digital con el que nos vestimos.
Por esa razón, antes de compartir algún contenido, sería bueno analizar si se ajusta al objetivo de comunicación y estrategia que nos hemos trazado. Sin percatarnos, podríamos estar enviando estímulos diferentes y crear la duda en las personas que nos observan, llámese clientes, proveedores o empleadores.
La falta de coherencia
Lo que provoca más daño en las personas, es de hecho, la falta de coherencia. De nada valdría tener una imagen física impecable, si cuando alguien ingresa a nuestro perfil se crea una idea totalmente contraria de nosotros, provocando pérdida de confianza y credibilidad. En la coherencia está la clave.
Por ejemplo, ¿qué pensarías de un abogado que vende una imagen muy seria de sí mismo, pero en sus redes sociales, se ve vulgar, se alardea de sus fiestas y de su estilo de vida desenfrenado? Probablemente, si un cliente tiene acceso a esa información, tendrá un concepto equivocado, y la apariencia de seriedad que proyectaba en su negocio se perderá.
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Algunos dirán que se trata de su vida privada y no debería de afectar; sin embargo, todo lo que se publica en las redes deja de ser privado y aunque se trate de su vida personal, la imagen se ve como un todo. Lo que vendés como profesional debe ser coherente con tus valores. No se trata de que una persona no tenga vida social, sino de los estímulos que transmiten las publicaciones que sube a sus redes. Lo que se publica habla de la esencia del individuo y repercute en su vida profesional.
Cuidado con restarle importancia
En ocasiones pudiéramos pensar que lo que se comparte en las redes sociales no tiene relevancia, y que no afecta nuestra imagen profesional; sin embargo, esto puede ser más delicado de lo que podemos imaginar. Según un estudio realizado por LinkedIn Talent Solutions, más del “56% de los empleadores busca en las redes sociales información sobre los candidatos” y así lo reveló Adecco en su último estudio sobre Empleo y Redes sociales, quién determinó que el “86% de las empresas consulta las redes sociales de los candidatos preseleccionados antes de tomar una decisión de contratación”.
Ya sea que estés buscando un trabajo o que ya tenés uno, siempre es bueno pensar en lo que estás publicando en tus redes sociales, pues tus clientes o empleadores están buscando información de vos; lo que comuniquen esos posteos podrá ayudarte a posicionar tu marca o todo lo contrario. Así que, a la hora de publicar seguí estos consejos:
- Lenguaje positivo. No está bien visto que una persona utilice sus redes en detrimento de otra. Un cliente espera de vos, un buen trato y servicio; si insultás a otros mediante las redes, probablemente el cliente o el reclutador, piense que fácilmente lo podrías hacer con él o con la empresa. El lenguaje agresivo dañará tu imagen pública.
- Enfócate en tus valores. Pensá en tus valores. Definí qué te hace único y qué te gustaría compartir que impacte de forma positiva en tus clientes, o bien, en los clientes potenciales que visitan tu página.
- Cuidá tu ortografía. Cuidar la ortografía es vital para todo profesional. La ortografía es un sello que nos define y dice mucho de nosotros. Errores ortográficos podrían hacerte perder profesionalismo.
- Usá una buena foto de perfil. Utilizá una foto reciente, sin demasiados filtros y que comunique tu objetivo profesional.
- Cuidado con las fotos. Siempre que pubiqués alguna foto preguntate: si yo fuera el cliente, ¿contrataría a una persona que haga ese tipo de publicaciones?