El guardarropa a menudo está lleno de prendas que no necesariamente nos gustan. Estas pueden haber sido compradas por impulso o por falta de autoconocimiento y eso provoca que les demos poco uso o bien ni tan siquiera las estrenemos. El secreto de las compras inteligentes está precisamente en conocerse. Los gustos y preferencias que definen nuestro estilo, tanto en lo social como en lo laboral, son determinantes para elegir la ropa.
Aunque este suele ser un tema nuevo para muchos, lo cierto es que si seguís estos consejos dejarás de comprar todo lo que ves y comprarás piezas que realmente te gusten y se parezcan a tu esencia ¿Te imaginás una blusa que querás ponerte todos los días? Esa es sin duda una pieza clave que deberías tener en tu armario.
Lo primero que debés tener en cuenta es que en el guardarropa tienen que estar las prendas que realmente conecten con tu interior, seguido de las que te den luz y armonicen con tu figura. Se trata de prendas que te ayuden a crear tu mejor versión y no todo lo contrario.
¿Cómo reconocer el estilo?
Para determinar cuáles son las piezas que van con tu estilo es necesario que profundicés en tus cualidades, bondades y también tus valores y antivalores, todo es parte de vos, tanto lo positivo como lo negativo. Por ejemplo, si una persona es muy seria pero además muy humana, tiene dos cualidades que son parte de ella, aunque una le guste más que la otra. Esta persona deberá razonar y preguntarse qué le gustaría proyectar, y con base en eso elegir la ropa. Si esta persona desea proyectar una imagen más jovial para enfatizar su lado humano debería buscar prendas que le aporten color o tengan textura porque estos elementos ayudan a suavizar aquellos rasgos duros y transmiten accesibilidad.
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Así la prenda que incorpore sin duda se parecerá a su personalidad y coincidirá con lo que desea proyectar. Sin embargo, aún falta un elemento más por considerar, como ella es seria por naturaleza, el color que elija tampoco será aquel demasiado encendido porque muy posiblemente sea muy dramático para ella y no vaya a usarlo. Es importante salir de nuestra zona de confort pero teniendo muy claro cuál es el nivel donde nos sentimos mejor sin que sea demasiado plano que nos apague ni muy brillante que nos asuste.
Te dejo algunas texturas, telas y estilos que podrías usar dependiendo de cada estilo. Analizá cuál se relaciona más con vos y definilo:
Romántico: Para este estilo las telas de encaje, estampados florales, telas con vuelo y caída natural son perfectas.
Dramático: Podés usar cueros, brillantes, estampado a cuadros, telas rígidas, contrastes altos.
Seductor: Podés usar telas más ceñidas, el rojo es parte de este estilo, colores luminosos, animal print.
Clásico: Para este estilo las telas angulares, rígidas combinadas con movimiento son perfectas. En este estilo menos es más y los colores son sobrios.
Natural: Predominan las telas naturales, colores neutros y opacos, telas suaves y con poco contraste.
Elegante: Este estilo es limpio, sobrio y muy discreto, prefiere la joyería y además telas naturales antes que las sintéticas. No escatima en precio si la prenda es de calidad y se ve impecable.
Creativo: Aquí el elemento captador es vital. Prefiere las telas novedosas, con contrastes altos y estampados más divertidos. ¡Nada aburrido! Muy innovador.
Es importante tomar en cuenta que podemos tener una mezcla de dos estilos, y eso hace precisamente que el estilo se vuelva interesante y cautivador. Aprendé más en el curso: Vístase para renacer, un curso en el que aprenderás a conocerte a vos misma y por fin hacer compras inteligentes.
3 comentarios. Dejar nuevo
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