Una de las competencias que todo profesional debe tener es la confianza y seguridad que proyecta. Lamentablemente, esto no se trata al 100% de conocimiento técnico, sino más bien es una mezcla de ese talento y de lo que transmite. Existen personas muy talentosas pero que no lo proyectan en ese primer encuentro.
Si somos capaces de transmitir seguridad, afianzemos el empoderamiento y conocimiento que se tiene de cierto tema. Si aprendemos a manifestar una imagen segura sin decir una sola palabra, podremos generar un mayor poder de influencia y esto a su vez nos hará sentir más cómodos y nos permitirá alcanzar nuestros objetivos, llámense: proyección para un puesto, concretar una venta o un proyecto, conseguir una alianza, entre otros.
¿Por dónde empezar?
La mayoría de personas cuando se trata de seguridad siente que no sabe por dónde empezar. Los nervios, la falta de preparación o incluso el desconocimiento de temas de protocolo, son algunas de las deficiencias más comunes entre mis clientes. Aprendemos mucho en la universidad sobre la teoría y la práctica pero cuando nos involucramos en el mundo real de los negocios, nos enfrentamos a una serie de situaciones que no sabemos cómo atender, o que las trabajamos de forma empírica sin saber si son las mejores estrategias.
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Es por ello que he desarrollado estos seis pasos para mostrarte la ruta a seguir con el fin de que enfrentés estas situaciones con éxito mostrando una imagen segura y confiada.
- Tu imagen, tu carta de presentación. Lo primero que debés hacer es una autoevaluación de tu imagen (que incluya cuidado personal y vestuario), preguntarte, ¿estoy proyectando seguridad y confianza con mi ropa? ¿Se ve mi cabello, mi cutis y mi piel saludables? ¿La ropa que uso y todo los complementos proyectan fuerza y empoderamiento? Para ello necesitarás ser muy sincero, y pensar si vos fueras el cliente, ¿te contratarías sin conocer tu capacidad intelectual, solo con lo que ves? Este análisis te permitirá meditar al respecto. Haz una lista de tus puntos de mejora y tomá accion.
- Tu lenguaje no verbal. Es este paso, vas a necesitar analizar tu postura, el uso de tus ademanes y tus gestos ¿Son apropiados? O más bien, te sentás o caminás de una manera que causa distancia o timidez. ¿Serán tus gestos y ademanes tan acelerados que muestran nerviosismo o más bien transmitís con ellos ecuanimidad y resolución de problemas? Valdrá la pena hacer una lista de los pro y los contra.
- Tu lenguaje verbal. Este punto también es clave. Tus palabras pueden persuadir, estas no solo tienen un significado sino que también evocan. Podrías traerte todo el negocio abajo si no sabés utilizar técnicas de convencimiento, de “networking” que te hagan conectar con tu audiencia. Tratá siempre de incluir a los otros en tus conversaciones, aprendé a escuchar y usá técnicas como el storytelling para conquistar.
- La preparación. Sin duda es fundamental, podés saber mucho de un tema pero necesitás siempre organizar tus palabras, diseñá bullets con el fin de recordar los puntos más importantes. Repasá una y otra vez si es necesario, pero presentá tu exposición de forma natural. Hablá de lo que sabés y eso bastará. Nunca improvisés o hablés de temas de los que no tenés conocimiento porque se notará.
- El manejo de los nervios. Podés practicar, lo primero es hacerlo consciente y luego trabajar este punto. No te desanimés, todos hemos sentido nervios en algún momento, lo importante es saber cómo controlarlos. La respiración es elemental, practicá antes de empezar y sobre todo aprendé a visualizar la ponencia de manera positiva ¡La mente es poderosa!
- Normas de protocolo. No está demás aprender sobre reglas de etiqueta y protocolo. En ocasiones se pierden clientes o ventas por no saber tratar a ciertas culturas, o por desconocer lás técnicas que conectan con otros. Reglas básicas de cortesía y urbanidad a veces son pasadas por alto, y bien es sabido como dijo Maya Angelou, que “siempre nos recordarán más por lo que les hicimos sentir que por lo que dijimos”. Aprendé a ser un buen anfitrión.