En la universidad se nos enseña la parte técnica y profesional pero sus programas en muy pocas ocasiones incluyen herramientas para desarrollar una imagen correcta. Hoy día la competencia es impresionante, quien haga la diferencia es quien tendrá un valor agregado.
La imagen vende, pero pasamos más tiempo pensando en el contenido que en el empaque, cuando en realidad, aunque ambos son importantes y se complementan, está comprobado que más del 83% de las decisiones las tomamos por los ojos y que los consumidores eligen los productos con base en lo que ven.
Si asociamos esto a la idea de que somos un producto en el mercado, comprenderemos que si deseamos vendernos como un profesional creíble, tenemos que demostrarlo por medio de nuestro empaque.
Nunca es tarde para iniciar un proceso de renovación o creación de una imagen, claro está, es más fácil crear una imagen desde cero que tratar de corregir una que no está bien. Sin embargo, si sigues con cuidado estas recomendaciones, te será más fácil iniciar este proceso:
1. Pregúntate ¿Qué está emitiendo tu imagen? El primer paso para desarrollar una marca personal es preguntarse si nuestra imagen está emitiendo estímulos correctos. Pregúntale a tus allegados, te asombrarás al saber lo que ellos piensan, en muchas ocasiones es contrario al concepto que uno tiene de si mismo.
2. Determina tu propio estilo. Analiza cuál es tu estilo personal, los seres humanos no tenemos más de dos estilos, así que si consideras que tienes más de tres, debes elegir uno o dos a lo sumo, esto te permitirá encontrarte a ti mismo y ahorrar dinero a la hora de comprar. Si eres constante lograrás más credibilidad ya que de lo contrario parecerás ser una persona inestable.
3. Revisa tu guardarropa y saca todo aquello que no vaya con tu estilo. Una vez que hayas determinado tu estilo, saca todo aquello que no te sirva. Aprovecha para retirar lo que no te quede, lo que esté dañado y los colores que no te favorezcan. Considera tu edad y tu estilo de vida. No te aferres a prendas que no están haciendo nada bueno por ti.
4. No compres ropa por impulso. No te dejes llevar por las rebajas o por lo que está de moda, compra lo que necesitas, y que realmente te favorezca. Usa la ropa a tu favor, si lo haces así comprar será una inversión y no un gasto.
5. En la sobriedad está el buen gusto. Menos es más, así que no abuses de los accesorios, colores, o texturas. En el ambiente profesional cuanto más sobrio mejor, haciendo esto lucirás como una persona equilibrada y centrada. Recuerda que todo lo que uses habla de ti mismo.
6. No abuses de la moda en el trabajo. La oficina no es un alfombra para desfile de modas, hay prendas que no se deben llevar a la oficina aunque “estén de moda”, para eso hay otras ocasiones o lugares, destaca como un profesional y no como un experto en moda, no distorsiones el mensaje.
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